Iglesia de San Bartolomé
La iglesia de San Bartolomé es un templo de finales del siglo XVI o inicios del XVII que ocupa el solar de la antigua iglesia parroquial. Arquitectónicamente sigue patrones tardo-renacentistas, con una interesante decoración barroca atribuida a los hermanos Ochando (apliques de madera en arcos y nervaduras). En la segunda mitad del siglo XVII la iglesia es fuertemente barroquizada: se pinta la vuelta del presbiterio con escenas de la vida de San Bartoloméque han sido atribuidas indistintamente a los hermanos Guilló y a Josep Oriente, y se construye un gran retablo de piedra para cubrir el altar que fue destruido a los inicios de la guerra civil.
Ya en el siglo XVIII se construye la Capilla de la Comunión aneja, de estilo neoclásico y consagrada a la Virgen María de Dolores, con altares secundarios dedicados a San Vicente y San Antonio.
A inicios del siglo XX, se sustituye el pavimento original de losas de piedra por un pavimento cerámico, reutilizando parte de las losas para la pavimentación de la plazoleta de la iglesia.
Durante la Guerra Civil la iglesia fue saqueada (1936) y utilizada como almacén, perdiendo buena parte de su patrimonio mueble.
Con posterioridad en la guerra se mantuvo como el principal lugar de culto del municipio hasta el año 1983, cuando se construye la nueva iglesia parroquial de Santa María. Desde semillas se abre esporádicamente para el culto y celebraciones especiales.
Es una iglesia de una sola nave y presbiterio poligonal, con cubierta nervada de crucería de tradición gótica. Anexa junto al Evangelio se encuentra la Capilla de la Comunión, de planta cuadrada y cubierta por una cúpula de teja sobre conchas y linterna. El campanario, cuadrado, se encuentra junto en la portalada principal. Todo el conjunto está construido con masonería, amparando sillares en las portaladas y el campanario. Cuenta con tres accesos:
- La portalada principal, abierta en la calle del Palacio y de factura renacentista. Sobre ella hay un templete dedicado a San Bartolomé.
- El acceso lateral, que da acceso desde la plazoleta, de estilo neoclásico.
- La portalada de la Capilla de la Comunión, abierta en la misma plazoleta. Como el anterior, con arquitrabe neoclásico y decoración austera.
El interior del templo se divide en cuatro tramos, con capillas laterales entre contrafuertes. Un friso perimetral modular separa los arcos de medio punto de acceso a las capillas del arrancamiento de las vueltas. La decoración es austera pero de gran calidad, destacando los apliques de madera cortada y dorada sobre arcos y ventanales y las pinturas murales del presbiterio, obra de los hermanos Guilló o de Josep Oriente, con escenas de la vida de San Bartolomé . Respecto al arte amueble destacan las estaciones del calvario, obra francesa del primer tercio del siglo XIX.
El coro se sitúa sobre el acceso principal, contando con una barandilla de madera y hierro cuidadosamente trabajada. Junto a él se encuentra el órgano, obra del maestro aragonés Francisco Zurita de Belmonte y datado en 1887. El año 2005 fue restaurado por el organista Ricard Miravet. El púlpito se abre en el contrafuerte situado entre la primera y segunda capilla de la Epístola.
El presbiterio, tripartido, dispone de dos sacristías laterales y un trasaltar donde actualmente hay una imagen de San Bartolomé. Las portaladas de las sacristías son de estilo clásico, a modo de templetes sobrepuestos, con hornacinas con imágenes de la Milagrosa (templete izquierdo) y de un ángel (templete derecho). Ambas portaladas se vieron parcialmente afectadas por la construcción del altar barroco, estando finalmente restauradas en 2003.
El acceso a la capilla de la Comunión es realiza a través de los dos últimos arcos laterales de la nave del Evangelio. Es de planta cuadrada con cúpula sobre conchas. Dispone de un altar dedicado al Santísimo Cristo. Está decorada con tallas de escayola, con relevos de santos, destacando una águila bicéfala, escudo de la casa de Austria.
El campanario es una construcción sólida de tres alturas separadas por cornisas modulares y a las que se accede por una escala de caracol con escalones de obra. En la segunda planta se encuentra la sala del reloj con la maquinaria de un reloj de medianos siglo XX. La última planta está destinada en la sala de campanas, con cuatro ventanales de medio punto para alojar las campanas abiertos en cada uno de los laterales de la torre. Finalmente la azotea dispone de una barandilla perimetral de piedra con pináculos a cada uno de los ángulos. Del campanario destaca el gran número de grabados conservados que, con carácter popular y temáticas diversas, reflejan parte de la historia del edificio.